miércoles, julio 18, 2007

Día de perros.

Ayer, casi a las 12 de la noche (sin comentarios) se le ocurrió a mi hermanastra malvada hablarme para saludarme no sin antes hacerme una pequeña petición (si, a huevo, no da paso sin huarache); no va a estar unos días y no tiene con quien dejar a su perro. Como consecuencia lógica, yo no salgo, vivo como a 9 cuadras y sabe que adoro a los perros (pppfffftt), me lo va a dejar encargado a mi, ps ya que.
El Simba (perro en cuestión) es un labrador, entonces entenderan que puede tragarse una vaca entera, me acuerdo que cuando vivíamos todos juntos mi jefe decía que a veces comía mejor que nosotros.
Hoy en la mañana, me cae que no fue venganza (pero bien pudo funcionado perfectamente), le devolví la llamada a las 6 de la mañana que es la hora a la que nos levantamos, llamé para confirmarle y porque estaba muy apendejado cuando habló y no sabía cuando se iba y pense que hoy entraba en funciones como cuidador oficial del Simba, pero no, resulta que es hasta el viernes.
Hace rato, llegué a la chamba y mientras veía "primero noticias", nada como noticias felices para empezar el día (si, el marbolius y yo tenemos tele en la oficina, mueranse de envidia), pasaron un reportaje de "La tour de france" donde un ciclista alemán se ha dado tremendo chingadazo al atravezarse un pinche perro por la calle y estamparse contra la bicicleta del pobre pendejo que dió toda la vuelta como si le hubieran hecho una llave de judo, cagadisimo y única noticia que no tuviera que ver con tragedias. Cuando veo el video, la coincidencia, no mames!!!, el perro era igualito al pinche Simba, la misma cara de "me vale madres", la misma hueva para caminar, el mismo color y tamaño y los mismos huevotes para atravezarse a lo pendejo y derribar al pobre cabrón ciclista.

Ciclista incauto con jersey afeminado a punto de ser derribado por un clon-Simba.

Como estoy tratando de escribir la tesis (creo que voy en los agradecimientos apenas) no he tenido mucho tiempo de postear, asi que voy a reciclar un post que escribí en el blog que tenía antes y que ustedes amables lectores no habían tenido la oportunidad de leer ya que no habían tenido el gustazo de conocerme (porque el gusto es suyo, claro).


El recuento de los perros.

Desde que tengo uso de razón siempre hemos tenido perro en la casa; y digo perro porque siempre han sido uno por uno, como si fueran entregandose la desafortunada estafeta de tener que pertenecer a la familia de locos que tengo.

Lo raro del asunto es que las mascotas nunca han sido nuestro fuerte, nadie en la familia tiene alma de protector de animales ni mucho menos, pero eso no ha impedido que toda mi recochina vida haya tenido que lidiar con gritos y sombrerazos hacia un pobre animal que entiende muy poco de educación y mucho de maña.

Pues empezando el recuento, del primer perro que me acuerdo bien bien es de la "Flamy", y es que hubo otros perros antes pero la neta estaba muy chirris y prácticamente no me tocó. La Flamy era una cocker spaniel negro con un mancha blanca muy coquetona en su cuello, tomó su nombre de aquel clásico japones para llorar a moco tendido "Candy Candy" que no era otra cosa que una telenovela para chamacos. Bueno pues para quien no se acuerde, Flamy era una enfermera que se hace amiga de Candy y no se que más, la verdad preferiría olvidar que vi esa pinche caricatura. Según entiendo, esta perrita la compró mi papá cuando Ivonne y yo eramos chicos (No había Hiram en ese entonces o ya venia en camino), y la compró con la idea de que tuvieramos con quien jugar, además de que cuidara a mi mamá en las mañanas, ¿Cuidar a mi mamá? por favor, mas bien habría que cuidarse de ella, pero en fin, asi funciona esto de las desiciones del hombre de la casa. Pues total que compraron a la perrita con todo y la negativa total de mi madre que se oponía rotundamente y mientras fué cachorro todo era miel sobre hojuelas (Ojalá se quedaran de ese tamaño). Con el tiempo todos perdimos interés en el pobre perrito que sin una educación porque nadie sabia como eduacar al pobre animal terminó siendo el inquilino de la cochera de la casa y su mayor diversión era ladrarle y espantar a cuanto cabrón pasaba cerca del portón de la casa, además de desarrollar un carácter bastante uraño donde prefería estar lejos de cualquier miembro de la familia como si se tratara de un reproche por todo el tiempo que pasó desapercibida, siendo así mi mamá su única dueña, proveedora y amiga a quien reconocía como tal y le hacia fiestas cada vez que le llamaba por su nombre. Curiosamente nunca le gustó estar dentro de la casa, como reconociendo que ahi adentro no era prioridad de nadie y solo recibiría gritos por no saber comportarse, "Flamy quitate!!!, Flamy estate en paz!!!, Flamy callate!!!" Como si ella tuviera la culpa de no saber comportarse. Asi pasó sus días viviendo muy a su modo, con su mal genio y con una repulsión total a querer bañarse, aunque cada vez que llovia se quedaba exactamente en el único lugar donde podía mojarse ¿Porque? Quien sabe!

La perrita vivió hasta sus 14 años y como mi papá e Ivonne ya la veían en las últimas, un mes antes de que se muriera ya estaban planeando un NEXT!!. No se como le hicieron para convencer a mi mamá, porque de haber sido justos y democráticos no se hubiera aceptado otro perro, porque haciendo cuentas yo no quería otro perro, Hiram como siempre en su pinche planeta yo creo que tampoco, entonces eramos dos contra dos y el voto de calidad era de mi mamá quien era la primera en ponerse cáscara porque ya le había tocado lidiar 14 años con un perro del que todos nos hicimos bueyes. Pues como en las familias no existe la democracia y se chingan los que no están de acuerdo, un mes antes de que muriera la Flamy ya estaba el siguiente al bat en la casa. Ivonne, que fué la mas pinche necia de traer otro perro, adoptó el último de los cachorros de la camada de la "Puppy" ¿Quien es la Pupy? Ah! pues la Puppy era el perrito superconsentido de mi primo Andrik que en ese entonces vivía en el DF. El pinche perrito era mas fresa que su dueño, neta, no no no!!! era la adoración de su dueño la bola de pelos esa y hasta hacía suertes y no que tanto. Pues total que cruzaron a la Puppy y una vez que fuimos al DF (De esas veces raras) le ensartaron a Ivonne a su último cachorrito lavándole el coco.
Total que nos trajimos al pinche perrito que era un French Puddle MiniToy con un color gris bastante extraño, su mamá (la Puppy) era blanca y según esto el papá era negro y un poco mas pequeño que la mamá. Pa' seguir la tradición de la caricatura maldita, a la pobre maraña de pelos le pusieron por nombre "Candy" chale!!! que traumas los de mi hermana!!!
Como mi mamá recibió al perro con una pinche jetota de las que no se le ven muy seguido a mi madre, Ivonne y mi papá empezaron a hacer labor diciendo que ellos se iban a hacer cargo de la perrita y que mi mamá no se iba a tener que preocupar de nada pero ¿Que creen? eso nunca pasó. Al igual que como paso con la Flamy, mi mamá se volvió la dueña, maestra y amiga de la Candy. Aquí Ivonne como que metió mas las manos y esta perrita no se quedaba en el patio, para horror de los que no queríamos perro, la Candy siempre estaba dentro de la casa estorbando y huevoneando tirada en donde le caia la tarde y para colmo de males se le pegaban un montón las pulgas cosa que hizo que me llenara de ronchas hasta que me di cuenta un día que el pinche perrito se acostaba en mi cama cuando no estaba.

Desafortunadamente para Ivonne y afortuadamente para los izquierdistas (Mi mamá, Hiram y yo) un día de esos raros cuando se alinean los planetas con el sol en la ascendente casa de acuario jajaja, se le ocurrió a Ivonne sacar a pasear a la Candy y lógicamente como el perrito no estaba acostumbrado que se le escapa de la vista y desapareció misteriosamente y para siempre. Ivonne era un mar de lágrimas, le montaba guardia por si regresaba, salimos como pendejos por 3 o 4 días a las calles buscándola y gritandole por su nombre, que horror!!
Resulta que la perrita nunca regresó y nos resignamos cuando un wey habló a la casa para decir que él tenía al perrito y que ya se había encariñado con él, así que no lo iba a regresar pero que iba a estar bien. Ivonne nuevamente se convirtió en un mar de llanto cual expulsado de la nacademia mientras mi mamá y yo cantabamos victoria, pero no por mucho tiempo....

Como Ivonne seguía sumida en su depre por haber perdido a la Candy y por no poder dormir (un trauma que se le quitó cuando dormía acompañada de la perrita y que regresó cuando se le escapó) sucedió lo inesperado. Mientras los que no queriamos otro perro nos poniamos de acuerdo para levantarnos en armas en contra de Ivonne y mi papá que sabiamos seguramente iban a regresar por sus fueros, el ataque vino del exterior, Carajo!!! ¿como no lo vimos venir?!!!!
Rubén (El tronco) que es el novio de Ivonne en su afán de ayudar a la pobre doncella en desgracia y de paso anotarse unos puntitos claro está, sin mas ni mas un día llegó a la casa con otro pinche perro!!!

El perrito que no sé de donde diablos lo sacó fue entregado en manos de Ivonne para desgracia de los demás. Ya resignados mi mamá, el niño sapo (Hiram) y yo no tuvimos de otra que aguantarnos OTRA VEZ!! y aceptar la entrada a la familia de la nueva adquisición de Ivonne.

Rubén, tosquito como siempre para cualquier cosa que hace (el hombre manos de estómago) puso en manos de su amada novia un... LABRADOR!!!! no mames!!! según esto porque era igualito al de los comerciales del papel del baño y era muy tierno. Pues si!!! fué muy tierno durante los primeros 4 meses de vida del perro, pero después empezó a crecer, y a crecer, y a crecer!!!

Pues total que por lo menos aqui si nos dieron chance de romper la maldición con aquello de los nombres, capaz que pinche Ivonne le ponía Anthony al pobre perro. Después de poco batallar por cierto, el perro fué bautizado con el nombre de "Simba", bueno...no podemos hacer nada por los traumas de las caricaturas de Ivonne, pero ya es algo.

El Simba es un perro mimado a mas no poder, fué como aquello que se dice de los hijos, con el primero aprendes, con el segundo te pones cabrón para tratar de enmendar lo que no hiciste por el primero y con el tercero te vuelves ñoño y le das absolutamente todo haciendolo un consentidote. Imaginense un perro de ese tamaño viviendo adentro de la casa, porque asi es. El wey se cree French Puddle y se quiere meter un lugares donde no cabe, dos veces lo he tenido que sacar del varandal de la escalera porque se le quedó atorada la cabezota; en las noches no cuida ni de él mismo, en ocasiones llegaba despues de una farra de locos de esas que suceden de sabado para domingo y que vas llegando a tu casa por ahi de las 5 de la mañana y ¿Ustedes creen que el perro siquiera me ladraba o se acercaba a la puerta? Ni madres!!! medio se despertaba cuando oia que entraba al baño o a la cocina. Otra de las monerias del animalito es que no come si no hay alguien que esté con él como baboso viéndolo comer, para esto, antes de darle de comer tienes que jugar con él aventándole la pelota para que entonces ya le entre hambrita, sino ni madres que traga.

Como Ivonne es una mujer de negocios muy ocupada y Rubén afortunadamente para todos casi no va a la casa, ¿Quien creen que cuida al Simba?
Acertaron!!! La misma que ha cuidado a todo perro que ha formado parte de las filas de mi familia.....MI MAMÁ!!!! La que nunca quizo tener una mascota y que cada vez que hubo oportunidad de no volver a tener una se ponía contenta.

Y es que no sólo le sucede a mi mamá, les puedo decir que yo también terminé queriendo a los 3 perritos, los extrañé a los 3 cuando dejé de verlos y me acostumbre a estar con un perro cerca, brincandome, caminando detrás de mi o teniendo que sacarle la vuelta para no pisarlo. Todavía abro la puerta de mi casa con cuidado para evitar que se salga el perro.....Pero ya no hay ninguno, que wey no?

Y al igual que mi madre siempre me he resistido a estar en compañia de un can, sin embargo toda la vida he estado en compañia de uno. Bienvenida Bombón, nunca había tenido tanta afinidad con un perro, es igual de mula que sus dueños, igual de rijosa y tiene un fino nacómetro que le permite detectarlos y auyentarlos a punta de mordidas.

Bombón cagando felizmente mientras la pasea su dueña.


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