jueves, abril 24, 2008

Too old to rock n' roll and too young to die

Un Stereo de 400W de potencia de salida, un teatro en casa, dos reproductores de DVD, una televisión de 42 pulgadas y un Play Station 2...Una buena lana.

Utilizar todo este despliegue de tecnología para verla ganarme en el Pac-Man de un Atari 2600 de hace mas dos décadas...simplemente no tiene precio.


No ha existido, exite ni existira mejor consola que un Atari 2600.

Ya estan viejos los pastores.


Bytes.

lunes, abril 21, 2008

El perro manda.

Era de tarde y el perro rompía su cama mientras veía yo veía la tele. De vez en cuando volteaba a verlo y como si me estuviera "cazando" se detenía y dejaba de sacarle el relleno a su almohada.

Me paré al baño y entonces se me fue encima brincando y jalando las agujetas de mis zapatos. "Ya chingao, no estés dando lata", le dije, a lo que respondió con una jetota fija en mí, seguida de un desplante de media vuelta, regresando a su cama, para echarse de costado con las cuatro patas extendidas en señal de protesta. Justo cuando me disponía a desparramarme sobre la cama para continuar con mi afanosa actividad lúdica, Bombón bajó las escaleras corriendo y comenzó a rascar la puerta de la entrada.

- "Chingá, ¿Que quieres?", le dije a manera de regaño.

- "¡Que abras la puta puerta!", alcance a escuchar.

- "¿Que?"

- "Lo que oíste güey, me estoy cagando"

Sorprendido baje las escaleras y comprobé que no era una broma. Delante de mi estaba Bombón sentada junto a la puerta con cara de indignación, pero aún así seguía dudando de lo que había escuchado, entonces pregunté para comprobar:

- "¿Quieres ir hasta la vía o aquí en el terreno de junto?"

- "Mira, si vamos hasta la vía me vas a querer poner la pinche correa y entonces me vas a estar chingando con que me siente primero para ponérmela y te juro que no estoy para tus pendejadas, ¡me estoy ca-gan-do!"

- "¿Entonces si hablas?", pregunté sin poder creer lo que veía y oía.

- "Que abras cabrón, luego te doy una entrevista si quieres"

Abrí la puerta y salió corriendo hacia el terreno, mientras observaba el conocido ritual de las mil vueltas que los perros hacen antes de vaciar la tripa. No podía creerlo y justo antes que dejara de dar de vueltas pregunté:

- "¿Porque nunca nos habías hablado?"

- "¡Cállate, ya me desconcentraste, mmmmta madre ahora voy a tener que repetir todo!", replicó.

- "¿Pues no que tenías muchas ganas?, caga y ya.", le dije.

- "Soy niña, tarado, ustedes porque cagan y mean donde caiga, nosotras no y, bueno ya, cállate, puedes ver si quieres pero no me hables al tiro".

Me quede viendo de nuevo el ritual de las vueltas. En esta ocasión lo realizaba mientras murmuraba una rabieta:

- "Estos pinches humanos, no paran de hablar babosadas, a ellos son a los que deberían de ponerles bozal".

Se detuvo y comenzó a tirar la carga a la vez que seguía murmurando:

- "Ahora falta que me vuelva a interrumpir o a cruzar los dedos índices para que no pueda cagar, les parece muy gracioso hacer eso ¿no? ja-ja...que gracia...payasos"

Tuve cuidado de no interrumpirla de nuevo y una vez que hubo terminado su suplicio le dije:

-" ¿Ya?"

A lo que contestó mientras me veía fijamente:

- "¿De veras creen que ustedes mandan, verdad?"

Yo solo me encogí de hombros haciendo notar que para mi la respuesta era obvia.

Se dio la vuelta y entró de nuevo a la casa dando brinquitos como trotando. Una vez dentro de la casa los dos, se puso frente a mí y dijo:

- "Bueno, querías saber porque no había hablado antes, ¿no?"

Asentí con la cabeza con algo de asombro todavía. Entonces dijo:

- "No necesitamos hablar, no es necesario. A final de cuentas ustedes hacen lo que nosotros queremos. Si quiero salir me pongo necia y ya estuvo. Si necesito espacio los dejo parloteando y me largo a mi cama. Si necesito que se me reconozca que yo mando solo hago uno que otro cariñito y se derriten haciéndome cumplidos, es mas hasta los hago hablar como babosos chiqueados. Igual cuando quiero salir al balcón, es solo cuestión de rascar un poco el vidrio o hacer una que otra acción que sé qe odian que haga y listo. Que decir de cuando quiero agua o comer, solo necesito azotar el traste y hacer ojos de ternura y no falla".

Interrumpí debido a una duda:

- "Oye, ¿y de veras no te gustan las croquetas?

Subió unos escalones para quedar a mi altura y contestó:

- "Si no me gustaran no me tragaría las pinches bolsotas infinitas que compran, solo que de vez en cuando tengo que hacer rabietas o escupirlas para que no se acostumbren a darme croquetas, si les doy señales de que me gustan me tendrían tragando eso siempre. De esta forma a veces me dan comida que les sobra o latas de comida que la verdad me gustan mas".

Me pareció lógico y entonces aproveche para hacer otra pregunta:

- "Oye Monkey, ¿Y porque te comes las cacas de otros perros?

- "¡Ah no mames!, ¿cuando?"

- "Si, cuando salimos al cerro o a la vía"

Entonces escondió su cabeza entre sus patas delanteras y lloriqueando me dijo:

- "¡No, no es cierto!...dime que no era caca, ¡no, no ,nooo!...eran pastelitos ¿verdad?...¿verdad?

Me desperté con un sobresalto, vi el reloj, dos y cuarto de la madrugada; sentí un retortijón en el estómago, me incorporé y fui al baño...

No vuelvo a cenar tanto.


Bytes.

jueves, abril 10, 2008

mira nomas (que huevotes tienes)...

Hace 20 minutos:

Tilapia: Hola profe, ¿me puede hacer un "parito"?

Bilis: No tengo lana y los favores de otro tipo los hace Marbolius y llega hasta las 10.

Tilapia: No, no es eso, quería ver si me podía imprimir una hoja.

Bilis: ¿Querías?...¿o sea que ya no quieres?...entonces adios.

Tilapia: No, si quiero, es que me urge.

Bilis: Orale, te urge. La impresora de aquí no es para el uso de los alumnos.

Tilapia: Ándele profe, es mas, le pago la impresión.

Bilis: Esta bien, las impresiones las cobro a $20 cada una.

Tilapia: No profe, no sea gacho.

Bilis: Bueno y ¿porque no vas al café internet si tienes lana?

Tilapia: Ya fuí pero el señor de las computadoras (ha de ser como el señor de los anillos pero sin anillos o como el señor de las bestias pero sin alumnos, sino con computadoras, supongo) dice que mi USB tiene un virus bien peligroso que no puede eliminar su antivirus y no me deja imprimir.

Bilis: Ah! mira nomas, ¿y entonces mejor me chingo yo?

Tilapia: Bueno profe, si no quiere no hay bronca, mejor ya me voy, voy a ver si otro profe quiere.

Bilis: Anda y ve, que la fuerza te acompañe.


Mira que cabrón y todavía orgulloso. No cabe duda que cada generación se va mejorando en aquello del arte de chingar.


Bytes.

miércoles, abril 02, 2008

Crisis traumática infantil futbolera

Después de años de intentos fallidos por regresar a patear un balón tratando de superar la desconfianza y el dolor debido a una lesión en la rodilla causada estúpidamente mientras jugaba un partido "amistoso" de futbol rápido (lo cual deja en claro que los partidos amistosos no existen), hace algunas semanas regresé a las canchas por medio de una atractiva oferta que derivó en mi fichaje por unos buenos millones de dolares del banco de la ilusión mas otra fuerte cantidad en pesos de cartón de los que salen en tapas de agua Electropura, además del patrocinio de mi playera con el número 19 (porque ya se habían agandallado el 9) y dos palmaditas en la espalda, ¿Quien puede rechazar una transacción tan atractiva?. Y así, el "Borucas" Dortmund, equipo al que pertenece ahora mi carta, me convenció de engrosar sus filas y con ello regresaron los antiguos traumas y los síntomas de lo que llamo la "Crisis pre-futbolera" que seguramente jamás se va a ir y que ya había olvidado y en ocasiones hasta extrañado.


Bilis Negra fichando para el Borucas Dormimundo


Pues bien, los atecedentes de este ritual traumatico se remontan a ya hace algunos ayeres cuando apenas era una pequeña borla con corte de principito valiente, dientes picados hasta el nervio y piernas como dos hilitos que colgaban del short, de no mas de 7 años de edad. Mis prioridades en ese momento eran hacerle la vida imposible tanto a los maestros en la escuela como a los compañeritos de clase y jugar futbol.

Si bien no fuí un niño dotado en las cuestiones físicas como la velocidad y la fuerza, si lo era en las cuestiones técnicas y en esa terquedad característica que mis padres llaman "tenacidad" nomas pa' que suene mas elegantioso y muy acá. Entre semana cuando pateaba el balón solito como loquito en la cochera de la casa yo era algo poco menos que Maradona, nomás que menos mamón y drogadicto y mucho mas guapo, claro; pero los domingos que mi papá me llevaba a jugar en un equipo, con arbitro y toda la cosa, en la cancha simplemente era un desastre. Todos los demás niños corrían atrás del balón mientras yo moría de miedo petrificado en algún rincón lejano a la ubicación de la pelota, mientras volteba a ver a mi papá que iniciaba el partido gritándome las clásicas palabras de aliento "Corre", "Muevete", "Ve por la bola" y que a medida que transcurria el encuentro se convertían en "¿Que me ves, baboso?, el balón está allá" mientras se quería volver chango.


Así trancurrieron jornadas y jornadas en las que en lugar de esperar con gusto los domingos para ir a jugar futbol, literalmente me cagaba de miedo y a chorros. Todo el ritual que comprendía desde levantarse el domingo por la mañana y vestirme mientras veía Chabuelo hasta llegar al vestidor del equipo y oir la verborrea del entrenador (que ni siquiera entendía a causa del pánico) antes de saltar a la cancha, era realmente un suplicio, sin mencionar el tiempo dentro del campo que se convertía en los 40 minutos mas terroríficos de mi vida.


El momento crucial fue un día que a mi jefe se le ocurrió esconderse para que no me le quedara viendo todo el juego. Como no lo encontraba pase los 40 minutos muy entretenido buscándolo hasta que lo encontre y en ese momento logré ver como la cara de mi papá se desfiguraba como grano de maíz que se convierte en palomita al tiempo que llevaba su mano al rostro en señal de "¡me lleva la chingada!". Ese día por la tarde habló muy seriamente conmigo, me dijo que si realmente quería jugar futbol tendría que esforzarme mucho ya que no tenía muchas cualidades innatas y porque veía que para mi el juego se convertía en un sufrimiento, al tiempo que mi mamá con el alma en un hilo trataba de intervenir y mi papá le replicaba "No lo consientas, deja que decida él".


Decidí seguir jugando (porque realmente me gusta el juego) y acordamos un montón de entrenamientos que yo haría en la semana y que informaba diariamente a mi papá cuando regresaba del trabajo (el delirio de orden de mi papá no podía apartarse de esto). Como era de esperarse con el tiempo empece a mejorar. Mi papá estuvo cerca siempre y en muchas ocasiones dirigió a los equipos donde jugaba.


El jueguito me ha dado muchas satisfacciones y muchos malos ratos también, jugué a un nivel mas que aceptable y decidí seguir estudiando en lugar de atarme a un miserable salario de 2a. división a las órdenes de un montón de acomplejados exfutbolistas. No me arrepiento, creo que decidí bien.


Eso si, todo tiene un precio. Siempre que juego un partido de futbol comienza el ritual. Me sudan las manos y se me ponen frías, siento ese hueco en el estómago que solo se quita cuando suena el silbatazo inicial, me dan escalofríos y mientras caliento me tiemblan un poco las piernas. Una ligera sofocación me atrapa mientras me pongo el uniforme por lo que bostezo constantemente, no, no es sueño, es ese pequeño miedo de cuando era niño.


Mi papá ya no me va a ver jugar, pero no importa, a veces todavía lo oigo dándome instrucciones desde la tribuna o festejando alguna buena jugada. Casi nadie voltea, es mas, ni siquiera escucha lo que le gritan en la tribuna, yo sin embargo todavía volteo por reflejo.


Bytes.