La Mascareñada.

Viernes por fin y a diferencia de lo que pudiera decir Robert Smith este viernes no estoy enamorado, estoy horrorizado y nervioso.

Saliendo de la chamba me espera un carroaje héroe de mil batallas. Después de checar la salida en este congal, recinto de la educación y la enseñanza, estará mi familia en la "RAM" esperando por mí para llevarme al gran evento.

Este año, en Morelia, la capital mundial de los equipos de futbol con la mascota mas puñal y de los dulces mas empalagosos, se llevará a cabo la reunión anual de todos los que por azares del destino llevamos en la sangre el linaje de una estirpe desconocida mundialmente: Los Mascareño.

Si, se reunirá fauna de todos los confines de la república para darse cita en dicho evento este fin de semana. La mayoría de ellos perfectos desconocidos para mí y el otro tanto, no tan perfectos pero si lo suficiente como para poner cara de "por favor díganme que es un mal sueño" cuando tenga la oportunidad/necesidad de cruzar dos-tres palabras con ellos.

No es que tenga algo contra ellos, es simplemente que venimos de mundos bastante diferentes. Voy a ponerlo de esta manera para que sea mas claro:

Para mí, la capital de este rancho al que no se por que le llamamos país es el Distrito Federal; para ellos, la capital del mundo es Guadalajara. Para mí, una vestimenta informal esta conformada por un pantalón de mezclilla, una camiseta que compré en algún concierto y tenis (es decir, como voy a trabajar cualquier día de la semana); para ellos se conforma de pantalón vaquero, cinturón "pitiado" con una hebilla de al menos 5 centímetros de radio, camisa cuadrada, rayada o con el mundo Marlboro estampado, de manga larga, mangas que van remangadas hasta el codo, la camisa desabotonada hasta el pecho, sobrero country y botas puntiagudas con detalles exóticos. Para mí, el futbol es el deporte nacional y plática obligada para romper el hielo; para ellos, solo son 22 pendejos jugando al puerco enlodado pero sin puerco (con un balón) y en lugar de tener que agarrarlo es darle de patadas. Para mí, un narco es material de noticieros y películas de acción; para ellos es un vecino, compadre o presidente del comité de la colonia. Para mí, haberme titulado de una de las maestrías mas cabronas es un logro; para ellos es un logro haber palpado una vaca sin que les arrancara el brazo. Para mí, las comidas van acompañadas de agüita de sabores; para ellos con cervezas. Para mí, la música es arte y tiene un objetivo, es para escucharse en algunos géneros y para bailar en otros; para ellos, es motivo para aullarle a la luna con cerveza en mano que "a la que nos los supo amar que chingue a su madre". Para mí, el auto soñado (al alcance, claro) es un Bora con todos los lujos; para ellos es "La Cheyenne apa" o en su defecto una Lobo (todos venden su alma al diablo por una) con rines chillantones y un tubo a manera de portería montado en la batea sosteniendo un montón de reflectores. En fin, son del norte. Bueno, casi todos.

No puedo esperar por esa escena que seguramente se repetirá en múltiples ocasiones en la que yo con una cerveza y algo que comer parado lejos para pasar desapercibido, sea sorprendido por alguien que pretenderá "salvarme" de mi soledad. Seguramente dirá:

- Hola, ¿no te acuerdas de mí?

a lo que obviamente responderé:

- No

- Si, soy tu >>ponga aquí cualquier parentesco<<, yo te cargué cuando estabas recién nacido - Seguramente dirá -

- ¡Ah ya recuerdo!. Si, recuerdo que no me acuerdo - Diré con la delicadeza que me caracteriza-

- Bueno y ¿a que te dedicas? - Seguirá sin entender indirectas -

- Pues soy Profesor en una universidad, estudié la licenciatura en electrónica y maestría en Física. ¿Conoces algo de esas áreas? ¡Porque la física es maravillosa! - Diré para ver si esta indirecta es mas efectiva -

- Jeje...eh...pues bueno...gusto en volverte a ver - Dirá alejándose poco a poco -


Y...Jake Mate.

Así le encontraré una utilidad práctica al haber estudiado esa maestría de orates: Correr a la gente.

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